Psicoterapia

Una serie de principios vertebran la relación paciente-terapeuta, favoreciendo un acercamiento al malestar del mismo desde:

✔ Un vínculo de CONFIANZA Y CALIDEZ.

✔ Una actitud de GENUIDAD.

✔ IMPLICACIÓN para con el dolor y la situación personal.

✔ Máxima de RESPETO y ausencia de juicio.

Trabajo desde un enfoque holístico e integrador, más allá de la resolución de los síntomas. Es decir, se favorece el entendimiento y trabajo del sufrimiento como manifestación de un conflicto interno, como expresión del inconsciente, generado en una dinámica relacional a colación de la misma, que requerirá tanto un trabajo relacional, intrapsíquico ( de los conflictos internos) como corporal (técnicas de gestión de emociones).

Ante tales malestares (procedimiento):

✔ Se valorará el inicio y significado de los mismos.

✔ Se trabajará la gestión emocional de los mismos en el contexto terapéutico (con el apoyo de terapeuta en el contexto seguro), dotando al paciente de habilidades de gestión en su entorno cotidiano.

✔ Se trabajará el origen de muchos de los bloqueos emocionales y de esas heridas presentes, resignificándolos para entenderlos mejor, integrándolos en la vida actual sin tanto pesar y dolor.

 

Los beneficios a medio-largo plazo que conllevarán el trabajo terapéutico serán:

✔ Entenderás el origen de tus malestares y bloqueos emocionales, superarás los conflictos internos pasados y adquirirás nuevas formas de relacionarte para contigo y los demás.

✔ Tendrás una conciencia más clara de quién eres, qué quieres, qué es importante para ti y qué ya dejó de serlo.

✔ Podrás diferenciarte de los demás sin sentirte culpable.

✔ Te sentirás más libre y tranquilo en todos los aspectos de tu vida.

✔ Gestionarás tus reacciones de una forma más reflexiva, calmada, sin ser dominado por los impulsos.

✔ Se fortalecerá tu resiliencia, sintiéndote más capaz y seguro de ti mismo.

Descubre en profundidad los tipos de terapia para que puedas escoger la que mejor se adapte a tus necesidades:

ADULTOS

La vida adulta conlleva gestionar situaciones y asumir responsabilidades que en muchas ocasiones desbordan nuestras capacidades emocionales. Más aún si venimos “arrastrando” dificultades pasadas, seamos conscientes de ellas o no.

Dificultades en la relación de pareja, problemas en la crianza y/o relación con los hijos, conflictos o sobrecarga en el ámbito laboral…pueden llevarnos a situaciones de ansiedad (angustia, obsesiones, insomnio), depresión, desgaste psicofísico.. que puedan requerir de atención profesional si no sabemos cómo salir de la situación.

Igualmente los duelos y las pérdidas pueden ser momentos de inflexión importante que requieran de apoyo si ese “perder una parte de nosotros” nos deja a lo largo del tiempo un poco estancados o a la deriva.

Igualmente divorcios, infidelidades o conflictos en el ámbito social pueden desbordarnos emocionalmente.

Como ya he mencionado anteriormente, los síntomas, nuestro motivo de consulta, son la señal de alarma que nuestro cuerpo nos da para que atendamos que algo ocurre; probablemente desde hace tiempo vengamos arrastrando algún conflicto interno que finalmente acabe eclosionando en forma de síntomas (la punta del iceberg).

Especial mención a la casuística tan prevalente de mujeres que padecen maltrato psicológico y/o físico en el contexto de la relación de pareja.  Si sientes que estas desorientada dentro de tu relación, te sientes anulada, atemorizada o estas empezando a cuestionar tu sentido de realidad, una mano amiga puede apoyarte para volver a encontrarte y recuperarte. 

ADOLESCENTES

La adolescencia es una etapa de cambio que conlleva muchos altibajos emocionales y desorientación psicológica. 

Son habitualmente los padres los que solicitan la terapia para su hijo, siendo frecuente la demanda por temas de ansiedad desarrollada en el ámbito académico (sobre-exigencia para con los estudios, dificultades en la relación con compañeros), problemas con la imagen corporal, problemas de comportamiento, problemas con la identidad/orientación sexual, problemas de comportamiento y en relación con los padres…

En los últimos tiempos el desarrollo psicológico de los adolescentes se ha truncado en especialmente vulnerable y frágil, presentándose una elevada incidencia de afectaciones emocionales graves (adicciones, depresiones, tendencias suicidas, aislamiento social)  tras los cambios sociales acontecidos.

Las dificultades de desarrollo emocional en la etapa de la adolescencia se trabajan siempre desde el contexto familiar, haciendo a los padres coparticipes y auxiliares en el cambio del menor, alternándose sesiones familiares, con sesiones con el grupo parental y sesiones individuales con el adolescente.

Desde la terapia sistémica se concibe a la pareja como un sistema, donde cada miembro influye y es influido mutuamente por el otro, siendo el tipo de interacciones los causantes de la crisis, (no cada persona aisladamente en sí mismo) y así el objetivo de intervención.

Las parejas atraviesan también crisis como los individuos aisladamente, más aún si no hemos superado determinadas heridas tempranas. La tendencia (a nivel inconsciente) será a repetir esa dinámica disfuncional.

Pueden darse tensiones derivados de problemas de comunicación, disparidad en la forma de concebir las normas de la relación de pareja o de convivencia; celos o infidelidades; dificultades de acople a una reciente paternidad..

La psicoterapia se centra en trabajar los patrones o dinámicas de relación que se desarrollan cuando aparece “el problema” y cómo se mantiene el mismo, de forma que se orienten a dinámicas nuevas que desatasquen la crisis.

Se trata de conseguir un mayor entendimiento del conflicto y de los malestares individuales que encubren, cómo se complementan entre ellos, propiciando nuevas formas de comunicación y vinculación más sanas y nutritivas.

Así la terapia de pareja se realiza a lo largo de un proceso donde se van alternando sesiones de pareja con sesiones individuales, de forma que se les puedan conocer a los componentes en sus distintas esferas e intervenir igualmente tanto en la esfera particular como en la conjunta.

La relación de pareja ha estado definida clásicamente por el vínculo entre 2 personas entre las cuales confluían elementos como la atracción, la intimidad, el compromiso, el afecto, el proyecto conjunto, la convivencia…aspectos mucho de los cuales se van diluyendo en la sociedad contemporánea, dando lugar a nuevas formas de “parejas” y nuevas dificultades asociadas.

El enfoque sistémico considera que los problemas de una persona o una familia son parte de un sistema relacional más amplio y complejo. Este sistema está determinado por una serie de dinámicas, reglas y pautas comunicacionales disfuncionales, que serán objeto de trabajo terapéutico, más allá de focalizarse en las personas aisladamente.

Los problemas son considerados como el resultado de interacciones recurrentes a las que todos contribuyen.

La terapia familiar puede servir a las familias con problemas de comunicación, problemas en la gestión de conflictos, en la expresión de emociones o la afección sintomática de los hijos como consecuencia de dificultades del grupo familiar.

El objetivo será favorecer una comunicación asertiva, empatía recíproca y respeto, unos límites y roles sanos entre padres e hijos y en general un clima emocional familiar sano.

Apoyo, guía y elaboración de informes para personas inmersas en procesos judiciales, principalmente:

✔ Mujeres víctimas de malos tratos en el contexto de una relación sentimental:

Si has estado “atrapada” en una relación de maltrato  y necesitas ayuda para gestionar la post ruptura a nivel legal, puedo ofrecerte mi apoyo realizando una evaluación psicológica de lo vivido y padecido para orientar así al juez sobre tu situación y decidir lo más oportuno al respecto.

✔ Progenitores en proceso de separación con necesidad de valorar la idoneidad de custodia para con sus hijos:

Ante situaciones de ruptura familiar en ocasiones es necesario valorar las necesidades de los menores a la hora de reubicar los vínculos paterno filiales. Suele ser principalmente cuando la relación entre progenitores es conflictiva, pero también puede darse cuando los roles parentales han sido muy dispares o alguno de ellos no muy adecuado. En atención al INTERES SUPERIOR DEL MENOR la valoración de la dinámica familiar para informar al juez debería ser una máxima. Y es que no siempre la custodia compartida es la alternativa más beneficiosa para los  menores. La complejidad de cada familia determinará lo que estos necesiten.

Preguntas frecuentes

¿Cómo es el proceso terapéutico?

Cuando uno acude a la consulta de un psicólogo no sabe con qué se va a encontrar. Los nervios son normales, nos enfrentamos a compartir las mayores privacidades y “vulnerabilidades” con alguien todavía desconocido.

En las primeras sesiones se construye el vínculo terapéutico, gracias a la existencia de un clima cercano, cálido y de confianza, que favorezca el sostén y la eficacia del posterior trabajo. Sólo desde un encuentro de sintonía, amabilidad y respeto puede tener lugar la cura de las heridas pasadas. Desde un vínculo distinto al vivido, amoroso.

En terapia ahondaremos en el conocimiento de tu persona y de tu problemática, analizando las dinámicas relacionales (familiares, sociales, laborales…) que han influido e influyen al mismo, así como los conflictos internos en los que se materializa.

En la era del estrés, sobreestimulación e inmediatez en que vivimos pocas veces nos paramos a “mirarnos y escucharnos” cómo nos encontramos internamente. Consecuentemente, solemos tomar consciencia de que necesitamos ayuda cuando emergen los síntomas (psicológicos o psicosomáticos). La tipología de síntomas suele ser la siguiente:

Estos pueden ser de carácter ansioso (quizás por estar demasiado estresad@ a nivel laboral, sobrepasados por problemas familiares, o por sentir un miedo paralizante ante alguna circunstancia que afrontar, por sentirnos “acorralados” en una relación de la que no sabemos cómo “salir..”); puede que notemos presión en el pecho, taquicardia, saturación mental, pensamientos negativos continuos que no podemos controlar..

Depresivos (sensación de desgana/apatía ante aquello que antes nos llenaba, apatía generalizada, sensación de vacío, falta de energía acusada…)..

En otras ocasiones “tapamos” malestares con la comida, las compras, el alcohol… el manejo de la relación con un objeto se nos hace incontrolable, más frecuente de lo que desearíamos. Presentamos una especie de “enganche”.

Puede ser que nos encontremos “perdidos”, desorientados en la vida, sin saber hacia dónde tirar…(sentimental, laboralmente)… Que no podamos controlar algunas emociones (la ira, por ejemplo), que tengamos dificultades para tener relaciones sentimentales estables e inconscientemente huyamos del compromiso o que tomemos consciencia de estar inmersos en una tendencia a repetir patrones de relaciones insanos…

Finalmente puede que presentemos síntomas físicos: epidérmicos, gástricos, musculares, cefaleas, cardiacos…que no puedan ser explicados simplemente por un origen orgánico. Nuestro cuerpo habla por nosotros.

Con cualquiera de estas circunstancias, si tomamos consciencia de sufrir un malestar marcado y frecuente, que nos interfiere en nuestro desarrollo cotidiano, es conveniente solicitar apoyo terapéutico ante la dificultad para gestionarlo.

La primera toma de contacto telefónica implica una breve entrevista en la que nos informamos del motivo de consulta y del contexto en el que tiene lugar, de forma que se pueda valorar el tipo de problemática que presenta el consultante y si procede atenderlo o derivarlo a otro compañero más competente en la materia.

Esta primera toma de contacto es una oportunidad igualmente para que el futuro consultante pueda tener una primera impresión personal del profesional.

Inicialmente, en terapia individual, las primeras 2 o 3 sesiones son más seguidas (semanalmente), como forma de recabar toda la información necesaria sobre la persona y el problema y, así, comenzar a plantear el tratamiento.

Posteriormente, una vez iniciado el proceso terapéutico, las sesiones pueden espaciarse, ser quincenales por ejemplo, si bien el ritmo de la terapia siempre va a estar adaptada y consensuada con cada persona.

Tú marcas el ritmo en función de tus necesidades y posibilidades.
Las sesiones tienen una duración de 60 minutos, si bien la primera toma de contacto en persona es más extensa (90 minutos).

El proceso de psicoterapia implica un compromiso con uno mismo, con su propio proceso y con el terapeuta. Es importante mantener la frecuencia de las sesiones y ser respetuoso con el proceso. Darle la importancia que tiene. Sólo desde ahí es posible el cambio, desde la verdadera implicación en su amplio sentido.

A todos nos pueden ocurrir algún contratiempo. Por el respeto hacia la terapia, al profesional y los demás pacientes se requiere avisar, en caso de no poder acudir a la cita, con 24horas de antelación, de forma que otra persona pueda beneficiarse de cita “liberada”.

El objetivo y límite de la terapia lo marcas tú. Suele negociarse entre paciente y terapeuta.

No es lo mismo buscar un resultado simplemente a nivel sintomático (por ejemplo, resolución de un periodo de insomnio), que querer profundizar en todo lo que subyace a él.

Salvo que el paciente lo solicite, por regla general la terapia explora todas las circunstancias subyacentes, así que los cambios externos suelen aparecer tras un lapso de tiempo, si bien se pretende que estos sean de ”raíz” y por lo tanto duraderos y estables.

A medida que va avanzando la terapia se pueden ir destapando conflictos, heridas inconscientes que den lugar a continuar con nuevas ramificaciones (todas interconectadas) del proceso terapéutico.

La terapia de pareja alterna sesiones conjunta y sesiones individuales, como cada uno de los miembros de la pareja.

Tras varias sesiones conjuntas continuadas (2 o 3) en los que se obtiene toda la información sobre la problemática presentada, se procede a conocer la historia de cada uno de sus miembros individualmente, de forma que se pueda valorar y trabajar tanto como las historias individuales contribuyen a la problemática conjunta, como estas son reforzadas por la misma.

Sesiones de pareja e individuales se van alternando, adaptándose a las necesidades de la pareja y cada uno de sus miembros. Normalmente la sesión conjunta suele ser mensual y suele conllevar de hora y media a dos horas.

Claro que sí. A pesar de que las condiciones relativas al encuentro paciente terapeuta (cercanía física, calidez, conexión emocional) son muy beneficiosas a la hora de tratar con malestares psicológicos/emocionales y sea por lo tanto la modalidad de trabajo más recomendada, no hay problema en atender telemáticamente a quien no pueda acudir físicamente a consulta por la circunstancia que sea.

Colaboraciones

Si quieres una consulta presencial, estos son los dos espacios donde podemos hacer consulta.

Clínica Maria 3. (Marbella)
Centro asistencial
Unidad de Salud mental

Algeciras

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